Por: Fraktal
Detrás de un armazón de pasta se escondían los ojos de un visionario, detrás de la genialidad de Juan García Esquivel quedaron grandes obras que musicalizaron antes que nadie la esa espacial que solo se figuraba en comics. Hablamos del músico más importante que ha dado este país, el innovador y loco, el experimental, del que existen leyendas, al que se le adjudican muchas obras, y al que se le recuerdan geniales experimentos.
Algunas biografías dicen que era del Poli, otras que de la UNAM, lo cierto es que su legado ha sido apreciado por diversos músicos en todo el mundo, desde los hermanos Greenwood hasta John Zorn, también se le adjudica la invención del sonido estereo, del cual sin duda fue precursor, ya que existe un disco creado por Esquivel para demostrar esta nueva tecnología a aquellos que compraban un antiguo aparato cuadrafónico.
Esquivel murió un 3 de enero en un exilio obligado, postrado en una cama sin poder moverse, con un pequeño sintetizador donde apenas tocaba algunas notas, porque el genio tenía artritis, el dolor era insoportable, más no el de las manos, el sufrimiento por no poder tocar notas y sónica de otro mundo era lo que lo afligía. Pero nos queda mucha música, muchas notas, compases y arreglos con qué recordarlo, no solo jingles o versiones, sino complejas composiciones vocales, orquestales y sentimentales.
A la memoria de Esquivel, el maestro.
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