Muchos comentarios había escuchado y leído acerca de las presentaciones del Colectivo Nortec en diferentes partes de la república -y, porqué omitirlo-, también del mundo. En el 99% de los casos, todos los escuchas me presentaban Nortec no tanto cómo música, sino cómo esos shows en los que la experiencia de estar ahí es lo que los vuelve mágicos.
Dentro de las actividades de la XXVII Feria Internacional de Libro Infantil y Juvenil tuve la oportunidad de -¡por fin!- vivir la experiencia Nortec con Bostich, sin costo alguno, ya que los organizadores se dieron a la tarea de invitar también a Panóptica y Fussible para que hicieran lo propio en fechas separadas.
Mi introducción a Nortec corrió a cargo de un accidente del cambio de canales, yo no tenía nada que hacer por lo que por cosas del destino terminé viendo Bulbo Tv, me gustó (menos un cápsula del gotcha que ni al caso) y ahí quedó la cosa, no enloquecí buscando el programa, ni nada por el estilo. Hasta que en un paseo por la -ahora desierta- Megabiblioteca José Vasconcelos conocí el libro y me encantó.
El caso es que sabía de la existencia de Nortec no por su música, hasta que la escuché con amigos y en la radio, pero sinceramente no me parecía cosa fuera de este mundo y menos viniendo de una familia sinaloense en la que usar sombrero y escuchar banda es casi tan común como tener tapete a la entrada de la casa.
Así que me propuse verlos en vivo, para entender la admiración de esas personas, pero algo siempre me lo impidió, hasta el viernes que un amigo de última hora me invitó y no me arrepiento y de hecho, me atrevo a decir que ahora me uno a ese fan club que en cualquier oportunidad habla bien del trabajo del cuarteto de la llamada Tercera Nación.
No puedo hablar de la presentación es aspectos técnicos (ya que ignoro esas cuestiones), pero el simple hecho de hacer vibrar de tal manera al público es lo que a mi me demuestra la consolidación en un acto en vivo. Fue notorio que todos los presentes nos contagiamos, y bien, si no bailamos mucho, al menos movíamos un pie, incluso unos niños que estaban no pararon en momento alguno.
En esta presentación comprobé en gran medida, la hipótesis de que "la gente del norte está en otro nivel", no solamente a nivel musical, sino a nivel artístico en general.
Dentro de las actividades de la XXVII Feria Internacional de Libro Infantil y Juvenil tuve la oportunidad de -¡por fin!- vivir la experiencia Nortec con Bostich, sin costo alguno, ya que los organizadores se dieron a la tarea de invitar también a Panóptica y Fussible para que hicieran lo propio en fechas separadas.
Mi introducción a Nortec corrió a cargo de un accidente del cambio de canales, yo no tenía nada que hacer por lo que por cosas del destino terminé viendo Bulbo Tv, me gustó (menos un cápsula del gotcha que ni al caso) y ahí quedó la cosa, no enloquecí buscando el programa, ni nada por el estilo. Hasta que en un paseo por la -ahora desierta- Megabiblioteca José Vasconcelos conocí el libro y me encantó.
El caso es que sabía de la existencia de Nortec no por su música, hasta que la escuché con amigos y en la radio, pero sinceramente no me parecía cosa fuera de este mundo y menos viniendo de una familia sinaloense en la que usar sombrero y escuchar banda es casi tan común como tener tapete a la entrada de la casa.
Así que me propuse verlos en vivo, para entender la admiración de esas personas, pero algo siempre me lo impidió, hasta el viernes que un amigo de última hora me invitó y no me arrepiento y de hecho, me atrevo a decir que ahora me uno a ese fan club que en cualquier oportunidad habla bien del trabajo del cuarteto de la llamada Tercera Nación.
No puedo hablar de la presentación es aspectos técnicos (ya que ignoro esas cuestiones), pero el simple hecho de hacer vibrar de tal manera al público es lo que a mi me demuestra la consolidación en un acto en vivo. Fue notorio que todos los presentes nos contagiamos, y bien, si no bailamos mucho, al menos movíamos un pie, incluso unos niños que estaban no pararon en momento alguno.
En esta presentación comprobé en gran medida, la hipótesis de que "la gente del norte está en otro nivel", no solamente a nivel musical, sino a nivel artístico en general.
Ya que el hecho de crear un concepto basado en elementos tan comunes cómo la vida en el norte de México, puede parecer bastante sencillo, pero el hecho de involucrar temas políticamente latentes (léase el narco y su parafernalia) lo transforma en algo complicado y más aún, por el simple hecho de que Nortec ha logrado mantenerse en un país de modas pasajeras y escaso -por no decir, nulo- apoyo al arte.
2 comentarios:
Uyy, síi, Nortec rifa!
Desconozco también de todo ese aspecto electrónico pero de que prenden y te la pasas super bien con ellos si sé, me bastó una sola vez en vivo, he pasado buenos ratos con su música, me gusta el estilo y ciertamente te hacen bailar, en fin.
Me gusta tu entrada tía y también el nuevo estilo de Radio Aurora.
muy bonito que quedo el sitio, saludines!
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