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21 de octubre de 2010

Crack crack crackity Jones, Pixies en México

Pocas veces me he sentido afortunado por estar en un concierto, esta vez lo fue, éramos pocos y Pixies salió a tocar con la misma intensidad que si fuéramos 30 o 30 mil. Bone machine fue el primer esbozo de lo que se avecinaba, Wave of mutilation y su gran inicio fue el respiro necesario del stress de la semana laboral.

Una noche antes me había tocado trabajar en un concierto totalmente opuesto, donde los colores, las coreografías, las pistas musicales, y hasta parecía, el playback. hacían de un show maquilado con demasiado presupuesto y poco feeling un éxito instantáneo, la gente gritaba por un regreso, los Pixies vinieron por primera vez, no estuve ahí, sino hasta la segunda noche de su historia en México.

The holiday song fue alegría instantánea, la gente estuvo de pie desde el principio, Nimrod´s son una buena catarsis al gritar: “you are the son of a motherfucker”. Here comes your man fue un buen recuerdo de los días en la preparatoria, de aquellos mixtapes que se perdían al prestarlos. U-mass fue inesperada, algunas miradas de Black Francis a la gente, sonrisas de Kim Deal, los solos perfectos de Joel Santiago, y un discreto pero efectivo David Lovering en la batería.

Debaser y su energía seguían con la euforia en el ya posesionado teatro, que aclamaba cada canción como si fuera la primera. Crackity Jones hubiera estado buena para armar un pequeño slam entre las butacas, pero el asunto era seguir escuchando, please forgive me José Jones.

De nuevo la euforia con Mr Grieves y los histéricos gritos de Francis, que parco y serio solo se dedicaba a tocar, tomar agua y secarse el sudor, sin emitir comentario alguno. (My) Velouria y su gran introducción fue otro respiro de domingo de octubre, Dig for fire hizo que el escenario se tiñera de rojo, Allison feliz como sabe serlo, Break my body fue sombría, y Monkey gone to heaven gloriosa, más en ese momento en el que Francis dice “if the devil is six…” y el escenario luce rojo como el infierno, todo se ilumina con luz blanca cuando canta “then god is seven”.

No.13 girl sonó agradable con ese coro en inglés y español, Kim Deal seguía repartiendo sonrisas y saludos tímidos, Caribou sonó exactamente igual que en el disco, incluido el inolvidable coro que la gente repetía a pesar de no alcanzar el tono. Llegó el turno de David Lovering de tomar el micrófono e interpretar La la love you, y los silbidos se escucharon, quiero imaginar, hasta la calle de Independencia.

Something against you fue poder absoluto, el escenario estalló en luces blancas con cada golpe de la guitarra y la batería. Broken face fue otro brote de alegría necesaria antes de comenzar otra semana de octubre. Isla de encanta fue de lo mejor de la noche, las voces diferentes se hicieron una sola con este inolvidable coro: me voy me voy me voy.

Tame y la furia que a veces prevalece en la música de Pixies, y ese rabioso carraspeo de Francis, y su respiración dislocada, como perro hambriento de venganza. Una más del Surfer rosa: River Euphrathes y después otra gloriosa canción del Doolittle: Gouge away, you can gouge away, stay all day if you want to, así lo queríamos muchos, permanecer con Pixies hasta que rompieran el récord de 33 canciones en Chile, cosa que no sucedió.

Hey dio paso al momento más grande de la noche: Vamos, y su energía y pasión, y su oro que invita a dejar todo e ir a jugar por la playa, la gran ovación de la noche fue para estos 4 que ya se habían tardado en venir, y que espero que después de tantos gritos, señales de aprecio y admiración desbordada regresen más seguido. Nunca escuché al teatro Metropólitan desbordarse en júbilo de esa forma.

Where is my mind fue emoción para algunos e indiferencia para otros (hasta los Lobos la cantaron), Gigantic fue la perfecta descripción de la noche, y después de la insistencia por escuchar aunque fuera una más, regresaron a tocar Planet of sound, los gritos no cesaban, la impresión quedó grabada en Black Francis que minutos después puso en su cuenta de twitter: You know what? I fucking love Mexico!.

Pixies dejó un gran recuerdo, por este fin de semana que se fue entre el trabajo y la espera por verlos, porque estar ahí fue para mí una recompensa, lo mejor que hubiera imaginado, eso creía hasta que Black Francis literalmente me diera sus 5 después de decirle: great show. Cosas como esa jamás se olvidan, noches como esta mucho menos.